febrero 05, 2011

Arte y Educación: potencial para transformar



En 2004 se estrenó una película llamada Nacidos en el Burdel (Born into Brothels), dirigida por la fotógrafa Zana Briski. y Ross Kauffman La historia de este film es la siguiente: en 1995 Briski decidió viajar a la India para realizar una serie de fotos sobre la difícil vida de las mujeres en la India. Cuando un amigo la llevó al Distrito Rojo de Calcutta, la fotógrafa decidió documentar la vida de las mujeres de los burdeles y, en 1998, comenzó a vivir con ellas para poder entender y registrar su vida diaria. Mientras Briski tomaba fotografías de la vida en los burdeles, los hijos de estas mujeres comenzaron a interesarse por su cámara y por la fotografía. Briski decidió crear talleres dentro de los burdeles para enseñar fotografía a los niños. La película es un documental que muestra la experiencia de un grupo de ellos. Para estos niños, la fotografía se convirtió en una herramienta para mirar su propia vida, para asir su realidad, para hablar y reflexionar sobre ella. A través de sus fotografías y del registro fílmico de su proceso de aprendizaje, entendemos la difícil vida que estos niños llevan en los burdeles, escuchamos cómo desaprueban el comportamiento de los adultos a su alrededor, y observamos su callada resignación ante la imposibilidad de escapar de este tipo de vida.  

A partir de esta experiencia Zana Briski comenzó a sensibilizarse sobre la vida y el futuro de estos chicos de tal forma que  dejó de lado su proyecto fotográfico en los burdeles y se dedicó a tratar de encontrar una forma de ayudar a los niños, quienes estaban condenados a permanecer en el Distrito Rojo debido a las estrictas reglas morales y sociales de Calcuta, que limita las oportunidades de educación de los hijos de prostitutas. Así, estos pequeños talleres de fotografía se transformaron en una organización dedicada a rescatar a niños en situaciones de riesgo a través de la fotografía: Kids with Cameras (Niños con Cámaras). A través de esta organización, Zana Briski desarrolla vías para que niños de zonas marginales puedan utilizar la fotografía como un medio para acceder a la educación y poder tener opciones de trabajo. La organización ha crecido desde entonces y trabaja también en El Cairo, Jerusalén y Haití. El principal medio de financiamiento y promoción de esta organización son las fotografías de los chicos, las cuales se muestran en exposiciones, publicaciones, y se venden a través de la página web, www.kids-with-cameras.org.

De entre los niños que formaron parte de la película, varios de ellos lograron salir del Distrito Rojo: algunos de ellos fueron aceptados en Future Hope y la Sabera Foundation, dos ONG’s que dan casa, alimentación y educación a niños y niñas en situaciones de calle, prostitución y pobreza. Suchitra, una niña que corría el riesgo de ser forzada a prostituirse, encontró un trabajo en una empresa de manufactura de tarjetas de felicitación en Calcuta, y  Madan, uno de los primeros estudiantes de Zana Briski, comenzó a estudiar comercio en la Universidad de Calcutta. Tal vez el caso más impactante sea el de Avijit, uno de los alumnos más talentosos de Briski, quien, con la ayuda de Kids with Cameras, se trasladó a  Estados Unidos para estudiar la preparatoria y actualmente estudia cine en la Universidad de Nueva York, NYU.  

Sobre el potencial de la enseñanza de la fotografía, Zana Briski comenta: “Creemos que la fotografía es una herramienta efectiva para desarrollar la imaginación y la autoestima de los niños. Creemos en el poder del arte para transformar vidas, tanto para el artista como para el espectador” (http://www.kids-with-cameras.org/mission/).

El caso de Nacidos en el Burdel y Kids with Cameras es sólo un ejemplo entre la gran cantidad de proyectos educativos que explotan el potencial transformador del arte, tanto en México como en el resto del mundo. Existe también una vasta literatura sobre el potencial de la enseñanza de las artes para el desarrollo emocional, cognitivo, creativo, comunicativo, social y reflexivo del ser humano. Uno de los términos que se utilizan para referirse a esta vertiente de la educación artística es “educación a través del arte”, el cual enfatiza la importancia de los procesos de aprendizaje sobre los resultados estéticos de los mismos.

En México existen numerosos programas y organizaciones que fomentan la educación a través del arte. A continuación enumero algunos de ellos: Alas y Raíces a los Niños, un programa que apoya proyectos de sensibilización y promoción de las artes dirigidos a niños a nivel nacional, el cual depende del CONACULTA; el Instituto Mexicano del Arte al Servicio de la Educación, IMASE, una asociación que promueve la importancia del vínculo entre las artes y la educación para el desarrollo humano a nivel individual y social; y el método Dia Desarrollo de Inteligencias a través del Arte, que promueve el uso del arte en el salón de clases para desarrollar habilidades cognitivas, comunicativas, sociales y afectivas en los estudiantes. Los programas educativos que ofrecen una gran cantidad de museos de todo el país también representan una importante contribución para la educación a través del arte, como el programa Cuates del MAX del Museo de Antropología de Xalapa.

Hace algunos meses tuve la oportunidad de colaborar con el programa “De las Artes a la Educación Especial”, llevado a cabo por la Facultad de Arte de la Universidad Veracruzana y el Departamento de Educación Especial de la Secretaría de Educación de Veracruz. A través de este programa, alumnos de la Licenciatura en Arte imparten talleres de pintura, escultura, cerámica y fotografía a niños con distintas discapacidades de algunos Centros de Atención Multiple (CAM). Una alumna que participó en este programa me contó una de sus experiencias: en uno de los talleres, la actividad consistía en pintar la cara de un compañero a manera de disfraz. Entre los niños del grupo había un chico con autismo, quien rehuía el contacto físico con sus compañeros y maestros. Sin embargo, el niño no reparó en tocar la cara de uno de sus compañeros para pintarlo, y tampoco se opuso a que lo pintaran. Esta alumna enfatizaba el asombro de la maestra de este chico al ver lo que estaba sucediendo: cómo una actividad aparentemente tan sencilla había tenido un resultado tan valioso para el desarrollo del niño.

Tomando en cuenta estas pruebas del potencial que tiene la enseñanza de las artes para beneficiar de maneras trascendentales el desarrollo humano tanto a nivel individual como a nivel social,  resulta vital continuar con las labores de promoción de la educación a través del arte, así como multiplicar los apoyos dirigidos a los programas, instituciones y organizaciones encargadas de ello.


Publicado originalmente en el Semanario Acrópolis el 9 de junio de 2010.

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